Los jóvenes solían subir a la cima de una montaña cercana para ofrecer flores a Tonatiuh, el dios sol, quien parecía sonreírles desde las alturas con sus cálidos rayos; en una oportunidad, los enamorados decidieron juran en esta cima, que su amor duraría para siempre, incluso más allá de la muerte.
Poco tiempo después, Huitzilin tuvo que partir a la guerra a defender a su pueblo, pero el joven, nunca volvió ya que murió en la batalla.